La distracción, estrategia del sistema

Fidencio Treviño Maldonado.

Ante el fracaso inminente que nuestra clase gobernante presenta a la sociedad y al pueblo en general en todos los rublos, a nuestros funcionarios no les queda más que salirse por la tangente, inventar recetas domésticas mal cocinadas y peor condimentadas que el pueblo digiere con asco, con un dejo de amargura y hasta con malestares duraderos. El pueblo está hasta el gorro de que nuestros genios en finanzas digan que el PIB (Producto Interno Bruto) será de un porcentaje alto y al final salen que siempre no, que será mucho más bajo. ¿Qué le beneficia al pueblo que el país crezca el 5.7% o el 3.6 % ? si la realidad se ve en la mesa, en los servicios de salud, en educación, seguridad, pavimentación, pensiones, y desde luego, en la generación de empleos.

A nuestros políticos les interesa la permanencia en el poder, estar en la nómina sagrada, ser protagonista del caos que perdura en el país, nunca el mejoramiento del pueblo o sacar el buey de la barranca, que por cierto desde hace mucho tiempo está atorado. La verdad es que a Juan Pueblo le interesa un comino que México crezca el tanto por ciento en su economía, si la mesa está vacía, si el pan, la tortilla, la sal, los frijoles y todos los productos básicos están por las nubes, y el trabajo así como el salario no se les ve mejoramiento, es tan diminuto que nadie lo nota, casi es invisible comparado con el alza de los productos y con la montaña de corrupción, y el abismo que separa a la clase baja de los ricos beneficiados del sistema.

La distracción con babosadas como los “Ratones Verdes” que van a jugar en Brasil, o con noticias de novelitas de color de rosa que se les da publicidad al por mayor, con la caterva de comunicadores. En el país hay personas expertas en distracción, están metidas en el gabinete, y mientras nosotros nos distraemos en algo sin razón, ahí nos crean impuestos, nos imponen leyes y se hacen acuerdos que sólo a los de la Casta divina beneficia.

Después de estar tres años en México regresa un francés a su país de origen. Cuando llega se reúne con sus amigos en una taberna y brinda por el éxito alcanzado en México en sólo tres años, el hombre se veía gustoso y opulento. ¿Cómo le hiciste para hacer dinero en México? le preguntan varios. Cómo les podré explicar, dijo, y se quedó un poco pensativo. Para que se den una idea, con esto resumo todo: Los mexicanos todavía danzan. En nuestro México lindo y querido cuando no tiembla, llueve, graniza o hace mucho calor, hay marchas por todo, inventamos violadores imaginarios, detenciones fantasmas de narcos postizos, sembramos droga y armas, y hasta dinero para que la foto salga en noticias nacionales.

El lío es que siempre nos tienen entretenidos con algo, aunque después nadie sepa nada de nada, y sólo veamos el informe de algún gobernador que como buen político se autoalaba con sus obras y eventos. Pronto, a la vuelta de las hojas del calendario, estará la copa mundial del fútbol soccer, y las bebidas de moderación estarán a la oferta hasta con premios que nadie sabe donde quedan; distracción pura por la mercadotecnia, en un país jodido con un consumo de refrescos y bebidas espumosas que alcanzan récord.

La distracción es el engaño más vil que el hombre puede hacer para seguir gobernando, dijo Wiston Churchill en 1936, y a la fecha, es el sistema más apreciado para tenernos embobados y apendejados: Cuidado la distracción que el gobierno hace con el pueblo es peligrosa y causa adicción aun más que un celular, así que si escucha por ahí a un pendejo de esos que estudian en Harvard, en Stanford, en Yale u otra universidad gringa, diciendo en la caja luminosa (o sea la tele) que la economía de México está en éste u aquél porcentaje, sólo pitorréese de risa y si puede y aun tiene agallas, tírele un ventoso...

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